Ejercicio para la materia "Teoría II", de la Maestría en Diseño Arquitectónico, impartida por el Dr. Fernando Noel Winfield Reyes. Universidad Autónoma de Durango, Campus Zacatecas.
"La Arquitectura es el reflejo de la sociedad, y es imposible tener una buena arquitectura sin una buena sociedad".
—Renzo Piano
NUEVOS PARADIGMAS EN LA ARQUITECTURA
Con eventos históricos como la Revolución Industrial o la invención del ascensor, la humanidad entera tuvo ocasión de reestructurar vertiginosamente los andamiajes de una evolución cultural sin precedentes. La arquitectura no sólo fue un signo característico, sino un instrumento estratégico para ello. A la postre, en un mundo dominado por la dictadura del libre mercado, los mecanismos que entonces sirvieron al equivalente de la sexta parte de la población actual, se convirtieron en el problema mismo.
La arquitectura de mediados del siglo XXI no encontrará sus grandes retos en los edificios más altos o en las estructuras más osadas y complejas; tendrá como característica primera la racionalidad en el manejo de la tecnología y la planeación de sus productos, de tal suerte que el impacto sobre el entorno le permita adquirir un primer valor ético. Las nuevas ciencias (fractales, procesos emergentes, auto organización, similiridad, etc.), tendrán un papel significativo no solamente sobre la morfología de los edificios, sino en el proceso creativo mismo.
Las disciplinas que aporten soluciones a los diferentes requerimientos de los espacios vitales del hombre, encontrarán en su diversidad y conjunción eficiente la evolución de una civilización multicultural, en donde un nuevo “estilo internacional” tendría por objeto mostrar no identidades, sino relaciones sanas y solidarias entre pueblos que deseen erigir sus propias expresiones de manera más justa y elevada espiritualmente; si no es así, entonces serán eventos aislados, signos inequívocos de frivolidad, retroceso o parálisis.
La organización de los pueblos, con medios de comunicación, materiales y procedimientos cada vez más eficientes, vastos y sofisticados, así como las características físicas del lugar que ocupan, obligan a las entidades que los conforman a actuar consecuentemente, y cuando lo hacen de manera correcta, éstos pueblos se distinguen, pues es ley universal que no existen dos lugares, a un tiempo, con características idénticas.
Tal orden de cosas obligará la vuelta al origen, a la tierra para convertirla en recurso y solución en condiciones de equilibrio y provecho sustentable para el hombre. Las diferentes expresiones no serán entonces la división y lejanía entre culturas, sino la aceptación de una diversidad cuyo origen mismo es La Naturaleza.
Finalmente, para cerrar el comentario que da inicio a esta nota y para conjurar la sola fascinación por la tecnología, digamos que el momento que vive actualmente la arquitectura sea, tal vez, el culmen de la Revolución Industrial; por lo tanto, un nuevo siglo de arquitecturas evolucionadas, tendrá que ser marcado necesariamente por una revolución antropológica y social.
Jerónimo Iván Saucedo García