CIUDAD
GOBIERNO ZACATECAS¹
La arquitectura como sede y
objeto de la administración pública.
La creación de las instalaciones que
darán albergue a los diferentes organismos que conforman el Gobierno del Estado
de Zacatecas, tuvo precedentes tan claros como omitidos en su ejecución: la
historia de una ciudad señorial; una rica tradición arquitectónica de
constantes valiosas y tangibles en toda la geografía zacatecana; la necesidad
de descargar un Centro Histórico cuya plusvalía lo ha llevado al abuso,
depredación y especulación inmobiliaria; y una oportunidad histórica para el
desarrollo urbano.
Síntesis
histórica de un conjunto ajeno.
Zacatecas fue una ciudad estratégica en
la economía de la Nueva
España y aún en el México Independiente hasta la primera mitad
del siglo XX, época en la que el país encontraría en el petróleo y la industria
de la transformación sus principales ejes de desarrollo. La ciudad registró una
disminución significativa en su principal actividad económica y, sin acceso a los
nuevos generadores de riqueza, experimentó una suerte de paralización en su
casco antiguo (hasta la década de los setenta, se podía ver una ciudad de
postigos cerrados durante el día y en planta baja).
Esta falta de riqueza, además del
acierto de Don Federico Sescosse Lejeune, derivó en la conservación de sus edificios,
que abrirían nuevamente sus puertas después de diferentes programas de
descentralización del Gobierno Federal, el desarrollo de la vida universitaria
y un renovado impulso comercial. De esa época datan intervenciones de
adaptación (la mayoría poco afortunadas), en estructuras centenarias que
recibirían a las nuevas actividades, su proveeduría y los servicios complementarios;
desplazando poco a poco, la vocación habitacional del lugar. Con el final del siglo
XX y la declaratoria de Zacatecas como Patrimonio Cultural de la Humanidad, un
significativo número de edificios se vieron seriamente amenazados al reformar o
mutilar de manera irreversible su estructura arquitectónica para rentarlos
después de haberlos convertido en auténticas bodegas.
Hacia el año 2000, el Gobierno del
Estado decide
poner fin a un rezago en materia de espacios para un aparato público en
constante crecimiento y compra terrenos pertenecientes al ejido La
Escondida, donde fue desarrollado un primer proyecto por Luis
Vicente Flores, Álvaro Díaz & Asociados; ya concretamente, en un predio
conocido con el nombre de Cerro del Gato, un segundo proyecto que tampoco
tuvo éxito, estuvo a cargo de Francisco Torija; posteriormente el arquitecto Álvaro
Díaz Escobedo, otrora integrante del despacho Sánchez y Asociados, desarrolló
un plan maestro que determinó finalmente el emplazamiento en el cual quedó
inscrito el conjunto definitivo a cargo de Arditti+ADT/arquitectos, que se
concluiría hacia finales del año 2010.
ARDITTI+ADT/arquitectos;
excelente negocio.
Si bien, el despacho describe en su
página web la composición general del conjunto como edificios que obedecen a un
orden radial, dispuestos a los costados de un par de ejes principales, que generan
a su vez, “plazas y conjuntos escultóricos que se convertirán en hitos para la
ciudad”, además de que en su ejercicio se pueden leer principios que van desde
los modernos hasta las conclusiones últimas de Zevi, prácticamente no existe
bibliografía que dé cuenta del proceso que imperó en el diseño de Ciudad
Gobierno; apenas si nos podemos remitir a la publicación reciente de un
monográfico en la revista atk, y el
ya citado sitio de internet.
ARDITTI+ADT asegura haber enfrentado
el reto con las siguientes metas: la concentración de las dependencias del
estado en un solo conjunto; lograr máxima eficiencia; ofrecer funcionalidad;
generar seguridad en el complejo; desarrollarlo bajo la premisa de la
conciencia ecológica; implementación de tecnología de punta; y la utilización
de materiales de alta calidad.
Resulta interesante la omisión se que
hace de la historia y tradición arquitectónica del estado de Zacatecas y la
ciudad capital; a cambio, se desarrollaron gestos escenográficos “en
referencia” a diferentes monumentos y construcciones que (puede suponerse),
tomaron por emblemáticos: un acueducto, silos de ladrillo y plazas de columnas hechas
de piedra plana; nada más prescindible habiendo grandes escultores zacatecanos.
Ante lo limitado de su propuesta como
ejercicio integral, no resulta difícil deducir que sus conceptos provienen de
un entorno empresarial que inscribe a la obra arquitectónica en un concierto
mercantil que flexibiliza su ocupación y asegura su rentabilidad; las formas de financiamiento exigen que la
planeación y ejecución de este tipo de obras, observen más las respectivas
tasas de interés en el mercado, que la experiencia de entregar a la historia
verdaderas referencias culturales.
La ubicación del conjunto respecto a
los márgenes occidentales de la ciudad, originó tal tensión espacial que
presuponía una buena expectativa urbana para el área; sin embargo, la liga se
resolvió con un desarrollo privado llamado Ciudad
Argentum; proyecto compuesto por vivienda horizontal, vivienda vertical, área
comercial, hoteles, campo de golf y casa club; prácticamente un feudo dadas las
características del lugar. Dicho complejo nacería ya valorizado bajo el amparo
y la hipotética clientela cautiva de aquel. Probablemente es por esta razón que
Ciudad Gobierno no previó espacios para dar cabida a servicios complementarios;
necesarios para usuarios que, desplazándose desde diferentes puntos del Estado,
invariablemente buscarán dónde comer, hacer compras y hospedarse.
Una deuda
histórica; conclusión.
Quienes hemos tenido oportunidad de
recorrer Ciudad Gobierno, podemos dar cuenta del carácter fallido en las
premisas planteadas por ARDITTI+ADT para desarrollarla: la concentración de
dependencias del Gobierno del Estado no se ha podido cristalizar por una serie
de factores que incluyen intereses diversos; quizá otro peso específico como
obra arquitectónica ya hubiera logrado la conciliación de todas las partes.
La máxima eficiencia presupuestada quedará supeditada a la capacidad de adaptarse
por parte de los usuarios a espacios interiores cuya fluidez espacial es
interrumpida por una gran cantidad de muros opacos, mismos que generan una
legibilidad muy pobre. La implementación de “tecnología de punta”, tendrá que
reducirse a las redes de datos y al control del alumbrado. La
utilización de materiales de alta calidad probablemente sea menos cuestionable,
no así algunos materiales seleccionados, como la alfombra y el abuso de tablarroca.
Pero lo que resulta aún más difícil de asimilar es su compromiso con el
ambiente: todos los edificios carecen, por lo menos, en un 50% de su
superficie, de ventilación e iluminación natural; lo cual demandará grandes
cantidades de energía eléctrica al requerir lavado de aire y luz artificial
durante toda la jornada de trabajo; esto encarecerá su operación.
Actualmente se discute acerca de la
pertinencia del conjunto como inversión. La administración pasada es cuestionada
por adquirir un compromiso que se saldará en veinte años a un costo muy alto,
sin embargo, el mayor débito es con la arquitectura misma, pues la ocasión pudo
haber significado la proyección de un Zacatecas que encontrara en la gloria de
su pasado una propuesta concreta y renovada para el futuro, finalmente parece
que esta deuda no se saldará nunca.
Jerónimo Iván saucedo García
¹La presente entrada corresponde al trabajo desarrollado en enero de 2012
para la materia “Arquitectura contemporánea II”, impartida por el maestro
Roberto Rojas, en la Maestría
en Diseño Arquitectónico de La Universidad Autónoma de Durango, Campus Zacatecas.
BIBLIOGRAFÍA
atk monográfico, Año 9 No. 46, ARDITTI + RDT arquitectos,
Arqui editorial S. A., Naucalpan de Juárez, Edo. de México, 2011.
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